Offshore by Petros Márkaris

Offshore by Petros Márkaris

autor:Petros Márkaris [Márkaris, Petros]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2016-06-09T04:00:00+00:00


21

La satisfacción de ir por delante del subdirector general, y el hecho de no haber tenido ni un momento de respiro desde esta mañana, me impulsan a bajar a buscar un café en cuanto salgo del despacho de Guikas. A la vuelta me encuentro a Kula esperándome en mi despacho.

—Lea esto —me dice, y me pasa un papel impreso—. Acabo de encontrarlo en Internet.

Son sólo dos líneas. No se trata de una proclama o de un comentario, sino de una simple pregunta: «¿Era necesario que muriera Jardakos para que los armadores griegos se dieran cuenta de que debían volver a Grecia?». Está firmado con un seudónimo: «Poseidón 16».

Me pregunto qué puede significar este mensaje. ¿Resultarán acertadas las sospechas de Sotirópulos, que desde el principio intuía una conexión entre el asesinato de Jardakos y la vuelta a Grecia de las empresas navieras? ¿O será un salivazo que alguien lanzó en la escupidera de Internet?

—¿Has mirado si hay algo más? —pregunto a Kula.

—Sí, pero no he encontrado nada similar.

Se levanta y se dirige a la puerta, pero se detiene a medio camino.

—Me alegro mucho de que usted y Adrianí sean nuestros padrinos de boda —dice con una sonrisa.

—¿Cuándo será?

—Seguramente en otoño.

—Enhorabuena.

Le devuelvo la sonrisa y la joven se va.

Empiezo a tomarme el café, sorbito a sorbito, mientras intento imaginar cuál sería la manera más segura y eficaz de seguir la pista a las sospechas de Sotirópulos y a ese «Poseidón 16». Si llamo directamente a Sotirópulos, no puedo descartar que acabe publicando en algún lugar, quizá en su blog, que la policía investiga la relación entre el asesinato de Jardakos y el regreso de las empresas navieras a Grecia, en cuyo caso no daré abasto para tapar agujeros. Aunque le pida que no publique nada todavía, no puedo estar seguro de que su prurito profesional no lo impulse a faltar a su palabra. Lo mismo sucedería si contactara con alguien de la Dirección General de la Marina Mercante. Y si le pido a Guikas que me cubra las espaldas, seguro que esta vez no lo hará.

Ante el callejón sin salida en que me encuentro, echo mano del que ha sido mi chaleco salvavidas en estos dos casos y telefoneo a Sterguiadis, de las autoridades portuarias.

—¿Podrías decirme qué otras navieras han trasladado su sede a Grecia? —le pregunto tras informarlo de la nota que Kula ha encontrado en Internet.

—Que yo sepa, dos más —me responde—. Pero ten en cuenta que Internet no siempre es de fiar. Si quieres mi opinión, alguien que está siguiendo el caso intenta hacerse el listillo, eso es todo.

—¿Has podido interrogar por fin a los asesinos de Lalópulos? —le pregunto.

—No ha hecho falta —responde—. Está comprobado que ellos sólo se encargaban de sacar la mercancía del caique. Nadie los ha visto en la casa de la mujer de Lalópulos, y tampoco en los alrededores. La pregunta es qué y quiénes se escondían detrás de Lalópulos. —Hace una pausa antes de añadir—: Aunque me temo que eso no lo sabremos nunca.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.